Probablemente conoce que en los dos últimos años la Iglesia Católica ha convocado y llevado a cabo dos Sínodos –obispos representando a las diversas comunidades dispersas por el orbe entero, bajo la presidencia del Romano Pontífice- en los que se estudió la situación actual de la familia. Pues bien, poco después, en la fiesta de San José del presente año, el Papa publicó un documento clasificado como Exhortación Apostólica en la que recoge las aportaciones de los padres sinodales sobre la materia cuya lectura está al alcance de cualquier lector tanto en soporte de papel como on line.
Al inicio del misma, se advierte que se trata de un documento amplio en el que se abordan diversos aspectos, todos ellos de gran interés. Por eso –afirma el Papa- no recomiendo una lectura general apresurada. Podrá ser mejor aprovechada, tanto por las familias como por los agentes de pastoral familiar, si la profundizan pacientemente parte por parte o si buscan en ella lo que puedan necesitar en cada circunstancia concreta... Espero que cada uno, a través de la lectura, se sienta llamado a cuidar con amor la vida de las familias, porque ellas ‘no son un problema, son principalmente una oportunidad’. (AL, nº 7).
Para facilitar esa profundización, todos los jueves a las 19.00 horas, en el salón parroquial de La Nova, tenemos un coloquio abierto donde pueden tomar parte quienes así lo deseen y en el que de un modo sistemático se abordan las cuestiones propuestas en dicha Exhortación.
Guía para el día 2 de Febrero 2017
Realidad y desafíos. Atendiendo a las aportaciones del Sínodo, se abordan problemas y dificultades con las que se encuentra hoy día la familia. Algunos se deben a razones de carácter cultural (cambios continuos, individualismo, concepción utilitarista, etc.) No podemos contemplar la situación y callar; hemos de hacer una propuesta positiva, siendo realistas y autocríticos. Más que preocupados por cuestiones doctrinales, bioéticas y morales hemos de confiar en la gracia y considerar que el matrimonio es un camino que los esposos han de recorrer y deber de la iglesia ayudarles a formar rectamente sus conciencias. También se hace una autocrítica sobre las formas desvirtuadas de transmitir las enseñanzas cristianas sobre la familia. Finalmente, se abre la puerta a una pastoral positiva, acogedora, que posibilita una profundización gradual de las exigencias del Evangelio (nn.31-57)