Capilla de San Roque
Hay constancia de que al lado del camino real que provenía de Castilla, frente a la Puerta de San Pedro o Toledana, existía ya en el s. XVI una capilla perteneciente la Cofradía gremial de San Sebastián cuyo patronazgo compartiría con la de San Roque, abogados contra la peste.
El actual edificio, de sillería de granito y cubierta de pizarra a doble vertiente, fue proyectado por el arquitecto de Lucas Ferro Caaveiro que también diseñaría el Ayuntamiento de la ciudad.
La planta es de cruz latina, de exterior sobrio y equilibrado, cubierto con bóveda de cañón y cúpula semiesférica en el crucero. Se construyó entre 1731 y 1733. La espadaña es de 1808, obra de Ventura Rodríguez Valledouro. En 1856 se añadió un bello pórtico frontal realizado por Juan Armesto, coronado con balaustre y una escultura de San Roque. El retablo principal, neoclásico, atribuido a Manuel Luaces, con imágenes de la Inmaculada y San Sebastián; en el centro una talla de San Roque, de buena factura y proporciones, neoclásica con influencia barroca, atribuida al escultor Francisco Javier Meana.
En el entorno de la capilla se formó uno de los barrios más antiguos de la ciudad alcanzando un rápido desarrollo como consecuencia de la concesión a la ciudad de las ferias anuales de San Froilán en 1754.
El voto que el Ayuntamiento hacía en el XVII, se formalizó en el XVIII y anualmente tanto el Cabildo de la Catedral como el Ayuntamiento lo renuevan asistiendo por separado en solemne acto el 16 de agosto, fiesta del santo.